Y RESPONDIENDO Jesus, les volvió á hablar en parábolas, diciendo:
2
El reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que hizo bodas á su hijo:
3
Y envió sus siervos para que llamasen los llamados á las bodas; mas no quisieron venir.
4
Volvió á enviar otros siervos, diciendo: Decid á los llamados: Hé aquí, mi comida he aparejado; mis toros, y animales engordados [son] muertos, y todo [está] prevenido: venid á las bodas.
5
Mas ellos no se cuidaron, y se fueron; uno á su labranza, y otro á sus negocios;
6
Y otros, tomando sus siervos, [los] afrentaron, y [los] mataron.
7
Y el rey, oyendo [esto,] se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó á aquellos homicidas, y puso fuego á su ciudad.
8
Entónces dice á sus siervos: las bodas á la verdad están aparejadas; mas los que eran llamados no eran dignos.
9
Id pues á las salidas de los caminos, y llamad á las bodas á cuantos hallareis.
10
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron á todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
11
Y entró el rey para ver los convidados, y vió allí un hombre no vestido de boda.
12
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste acá no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca.
13
Entónces el rey dijo á los que servian: Atado de piés y de manos tomadle y echadle en las tinieblas de afuera; ahí será el lloro, y el crujir de dientes.
14
Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
15
Entónces idos los Fariséos, consultaron como le tomarian en [alguna] palabra.
16
Y envian á él los discípulos de ellos con los Herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de verdad, y [que] enseñas con verdad el camino de Dios, y [que] no te curas de nadie, por que no tienes acepcion de persona de hombres.
17
Dínos pues, ¿qué te parece? ¿es lícito dar tributo á César, ó no?
18
Mas Jesus, entendida la malicia de ellos, [les] dice: ¿Por qué me tentais, hipócritas?
19
Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
20
Entónces les dice: ¿Cuya [es] esta figura, y lo que está encima escrito?
21
Dícenle: De César. Y díceles: Pagad, pues, á César lo [que es] de César, y á Dios lo [que es] de Dios.
22
Y oyendo [esto] se maravillaron, y dejándole se fueron.
23
Aquel dia llegaron á él los Saducéos, que dicen no haber resurreccion, y le preguntaron,
24
Diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y despertará simiente á su hermano.
25
Fueron pues entre nosotros siete hermanos: y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo generacion, dejó su mujer á su hermano.
26
De la misma manera tambien el segundo, y el tercero, hasta los siete.
27
Y despues de todos murió tambien la mujer.
28
En la resurreccion, pues, ¿de cuál de los siete sera ella mujer? porque todos la tuvieron.
29
Entónces, respondiendo Jesus, les dijo: Errais, ignorando las escrituras, y la potencia de Dios.
30
Porque en la resurreccion, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; mas son como los ángeles de Dios en el cielo.
31
Y de la resurreccion de los muertos, ¿no habeis leido lo que os es dicho por Dios, que dice:
32
Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
33
Y oyendo [esto] las gentes, estaban atónitas de su doctrina.
34
Entónces los Fariséos, oyendo que habia cerrado la boca á los Saducéos, se juntaron á una;
35
Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole, y diciendo:
36
Maestro, ¿cuál [es] el mandamiento grande en la ley?
37
Y Jesus le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazon, y de toda tu alma, y de toda tu mente.
38
Este es el primero y el grande mandamiento.
39
Y el segundo [es] semejante á este: Amarás á tu prójimo como á tí mismo.
40
De estos dos mandamientos depende toda la ley, y los profetas.
41
Y estando juntos los Fariséos, Jesus les preguntó,
42
Diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿de quién es Hijo? Dícenle: De David.
43
El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:
44
Dijo el Señor á mi Señor: Siéntate á mi diestra, entretanto que pongo tus enemigos por estrado de tus piés?
45
Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
46
Y nadie le podia responder palabra; ni osó alguno desde aquel dia preguntarle más.